La lumbalgia es un término médico que se utiliza para describir el dolor en la parte baja de la espalda, generalmente en la región lumbar. Es una de las afecciones musculoesqueléticas más comunes y puede variar desde una molestia leve hasta un dolor intenso que puede dificultar las actividades diarias.
Dolor en la parte baja de la espalda, que puede ser sordo, punzante o agudo.
El dolor puede irradiar hacia los glúteos, muslos o piernas (en casos de ciática).
Rigidez o dificultad para mover la parte baja de la espalda, especialmente al inclinarse o al levantarse.
Sensación de debilidad o espasmos musculares en la zona lumbar.
Dolor que empeora con actividades que implican flexión o torsión del tronco, levantar objetos pesados o permanecer en una posición prolongada.
En casos graves, dolor que afecta las piernas y los pies, acompañada de hormigueo, entumecimiento o debilidad (lo que puede sugerir compresión de nervios).
Si el dolor persiste durante más de una semana o empeora con el tiempo.
Si el dolor se acompaña de fiebre, pérdida de peso inexplicada o dolor en el pecho, lo que podría indicar una afección más grave.
Si el dolor irradia hacia las piernas y afecta la capacidad de moverlas.
Si experimentas pérdida de control de la vejiga o los intestinos, lo que podría indicar una afección grave como el síndrome de cauda equina.
Si el dolor es el resultado de una caída, accidente o lesión, especialmente si es muy intenso o agudo.
Lesiones musculares o ligamentosas: Sobrecargar o estirar excesivamente los músculos y ligamentos de la parte baja de la espalda puede provocar dolor y rigidez, como ocurre con un esguince o distensión muscular.
Hernia discal: Cuando un disco intervertebral se desplaza o se rompe, puede presionar los nervios cercanos, lo que causa dolor en la espalda baja y puede irradiar hacia las piernas.
Desgaste de los discos vertebrales: Con el envejecimiento, los discos intervertebrales pierden elasticidad y altura, lo que puede llevar a dolor lumbar y otros problemas relacionados, como la espondilosis o artrosis de la columna vertebral.
Postura incorrecta: Mantener una mala postura durante actividades como estar sentado durante largos períodos, levantar objetos de manera inapropiada o dormir en posiciones no ergonómicas, puede contribuir al desarrollo de la lumbalgia.
Obesidad: El exceso de peso aumenta la presión sobre la columna vertebral y los discos intervertebrales, lo que incrementa el riesgo de desarrollar dolor lumbar.
Estrés y tensión emocional: El estrés y la ansiedad pueden generar tensión muscular, lo que puede causar o agravar el dolor lumbar.
Factores ocupacionales: Trabajos que requieren levantar objetos pesados, movimientos repetitivos o posturas incómodas (por ejemplo, agacharse o torcerse) son factores de riesgo importantes para la lumbalgia.
Falta de ejercicio o actividad física: La debilidad muscular, especialmente en el abdomen y la espalda, puede incrementar el riesgo de dolor lumbar al no proporcionar el soporte adecuado a la columna vertebral.
Enfermedades inflamatorias: Trastornos como la artritis reumatoide o espondilitis anquilosante pueden afectar la columna vertebral, causando dolor lumbar crónico.