-Dolor en el tobillo, que puede ser leve o intenso dependiendo de la gravedad del esguince.
-Hinchazón en la zona afectada, a menudo visible alrededor del tobillo.
-Moretones o hematomas en el área lesionada.
-Dificultad para mover el tobillo o caminar debido al dolor.
-Sensación de inestabilidad o debilidad en el tobillo.
-Dolor que empeora con el uso del pie o al poner peso sobre él.
-Si el dolor es intenso o no mejora con reposo y medicamentos antiinflamatorios.
-Si no puedes caminar o poner peso sobre el tobillo debido al dolor.
-Si la hinchazón es excesiva o el tobillo parece deformado.
-Si el tobillo presenta signos de fractura, como dolor intenso y falta de movimiento.
-Si experimentas entumecimiento o incapacidad para mover los dedos del pie.
Torceduras o movimientos bruscos: El esguince de tobillo generalmente ocurre cuando el tobillo se tuerce de manera anormal durante actividades físicas como correr, saltar o caminar sobre superficies irregulares.
Actividad deportiva: Es común en deportes que requieren cambios rápidos de dirección, como el baloncesto, el fútbol o el tenis.
Calzado inadecuado: Usar zapatos con poco soporte o tacones altos puede aumentar el riesgo de sufrir un esguince.
Superficies irregulares: Caminar o correr sobre terrenos irregulares puede causar un torcimiento del tobillo y aumentar la probabilidad de lesión.
Falta de calentamiento: No realizar un calentamiento adecuado antes de practicar actividades físicas puede aumentar el riesgo de lesiones en el tobillo.
Debilidad o falta de flexibilidad: Tener músculos débiles o rígidos en las piernas y tobillos puede hacer que el tobillo sea más susceptible a un esguince.